domingo, 1 de febrero de 2015

Escansión


En escansión


La palabra escansión procede de latín scandere, escandir. El término deriva de la poética y  hace referencia a la división del verso en sus distintos componentes, a separar las cosas del poema en partes.

El término escansión ha  sido tomado por Lacan haciendo referencia a un corte en el discurso del sujeto, que no depende del tiempo cronológico, sino del discurrir del mismo discurso. La escansión permite segmentar en el tiempo y en el espacio, el discurso del analizante; detenerlo, cesarlo, para recomenzarlo desde otro lugar.

 “Lo que en una máquina no llega a tiempo cae, simplemente, y no reivindica nada. En el hombre no sucede lo mismo, la escansión tiene vida, y lo que no llegó a tiempo permanece suspendido”. (J. Lacan, 22/06/55) 

Hacer del Decir realiza una escansión,  nos tomamos el tiempo, un tiempo que no estará medido por lo cronológico. Tiempo para decosntruirnos y re construir éste espacio. 

¡Nos vemos pronto!

Natalia Sladogna
natalia.sladogna@gmail.com

martes, 9 de septiembre de 2014

Performativo y cuerpo ¡¿Que relación?! "El escándalo performativo del análisis" Escena 1




El escándalo performativo del análisis es el título que lleva la revista artefactos 5, revista que se organiza en torno a los efectos provocados y producidos por el tejido de las proposiciones de J. Lacan, de J. L. Austin y el “Don Juan” de Moliere, tejido que nos mostró Shoshana Felman en su "El escándalo del cuerpo hablante. Don Juan con J. L. Austin [y Jacques Lacan] o Seducción entre lenguas" y que del cual, acompañado de Felix Guattari, Joseph Danan, Gilles Deleuze, Judith Butler, Michel Foucault, John Searle y muchos otros, es que surge a partir del encuentro con sus páginas diversas charlas en torno a sus lecturas, vicisitudes sorprendentes y efectos que en el cuerpo de la revista se despliegan…

Les invito a compartir a partir de este número de la revista, unas interrogantes que tocan diversos campos del saber y no sólo a la práctica del análisis, por ello es que les dejo un trazo de lo que en este número de la revista se pintó Acceda a un extracto de la revista haciendo clic aquí. y a un paseo por algunos despliegues que en mi se extendieron…

El texto de Gerardo Gutiérrez va de las descripciones más conocidas de los performativos que Austin utiliza como paradigmáticos a la toma de posición de John Searle en donde todo hablar es un acto de habla, y cada oración tiene una diversa dimensión de realización en función de las situaciones concretas en donde se produzcan. Así, los actos de habla pasan a abrir el camino para tomar al habla como un acto, que como todo acto implica el cuerpo, y las investigaciones del lenguaje pasan a incluir a las funciones que realizan en la vida cotidiana y en situaciones concretas los componentes formales y estructurales que la conforman, en donde se ve que  “también funciona como un sistema plagado de “seducciones”, nunca del todo indiferente al resto de maniobras interesadas que solemos hacer los humanos cuando interactuamos con otros”, igualando a las maniobras lenguajeras con las corporales, no son sino la una con la otra y viceversa. Gerardo Gutierrez localiza una entrada al libro de Shoshana por donde estas maniobras se pueden verificar en la misma dimensión. Nos señala que Don Juan es un “un gran falsario de promesas”, va plantando promesas que luego no cumple, con distintas mujeres en distintos momentos pero con situaciones en las que la promesa vale en tanto acto que compromete el cuerpo: en pos de satisfacer sus apetitos sexuales, los cuales ya satisfechos, la promesa no se cumple… pero el acto ya esta hecho.

Una maniobra lenguajera para meter mano al cuerpo, a esto Gutierrez le llama en este escrito “producir lenguaje en beneficio del placer”, pero que, siguiendo a Shoshana, lo que va produciendo son acciones que, de manera clara, Gerardo Gutierrez nos propone, un acto de habla es producido entre varios: “el reconocimiento de un acto de habla se basa, sobre todo, en unas ciertas condiciones contextuales, más allá de los contenidos proposicionales”, si tomamos como verdadera esta formulación: ¿que condiciones contextuales se producen en un análisis cuando la performatividad surca las sesiones? ¿Cómo es que el contexto hace que una promesa sea acto? ¿De qué manera los dichos de alguien en pos de satisfacer sus apetitos pasan de ser declarativos a realizativos de sus deseos?

Otra muestra del escándalo del cuerpo hablante cotidiano nos lo presenta Manuel Carreras Hernández con los dichos populares en donde “los dichos anuncian el escándalo del decir diferente, del decir acto. Decir que no deja indiferente” ¿será el decir en acto un decir diferente? por lo demás ¿Diferente a qué? no lo deja claro, lo que sí deja en claro es cómo el dicho popular “se fue sin decir esta boca es mía” introduce un cuerpo que ya no está, un cuerpo a partir de una parcela de él: la boca. El sentido común del dicho refiere a que se fue sin despedirse, “leído desde el nivel que nos ocupa, se perfila un cuerpo que que al menos es boca, lo menos que se espera de él es que antes de marcharse confirme al hablar poseer una. De modo que es hablando que se confirma la posesión de un cuerpo que empieza a decirse por la boca”. Al decir el dicho se introduce un cuerpo que ya no está, pues el dicho hace su aparición en el lugar del cuerpo que se fue, es decir, se dijo el dicho para notificar que ese o aquél se fue, el dicho hace notar que se fue y por eso mismo lo introduce (a diferencia de que el dicho no sea dicho, pues en este caso la ausencia del que se fue no se hace presente).

“Cuerpos dichosos dichosos cuerpos” es el palíndromo que Carreras usó para titular su escrito y en el que se nota ya la relación del cuerpo con su dicha y su decir; en este también nos lanza una formulación que les dejamos para su interrogación: “la forma en que los dichos populares recogen la relación del cuerpo con el habla se corresponde con la falla” ¿será? el irse sin despedirse ¿es una falla? Hay otros dichos que Carreras analiza y en los cuales podrán hacerse de un juicio, él introduce argumentos que se pueden leer en el escrito y que son interesantes para desplegar.

Leer el “Aquelarre del cuerpo charlador” de Jorge Orendáin fue una delicia rítmica, un escrito melódico que me sorprendió no sólo porque hizo bailar mis pupilas sino por las cuestiones que en él despliega. Nos lanza una proposición: “El acto de saludar es un performativo” de la cual, no dice si es falsa o verdadero, pues lo duda y nos hace tomar o no la tarea de investigarlo.

Dentro de su “apunte general” nos abre un terreno que no explora en este escrito, es una enseñanza que le deja el libro de Shoshana Felman a repensar el acto, escribe:“una enseñanza que me queda es la invitación que la autora nos hace a repensar el acto humano: sus palabras, su contexto, sus complicidades culturales y demás”. Nos enseña con el dedo índice un camino para explorar, pues justamente, la entrada del performativo aparece como poniendo el acento en la modificación que presenta la concepción y uso que tiene el lenguaje, pero no de cómo el performativo afecta a las concepciones de acto ¿Tendrá efectos sobre él?

Otro lugar a donde apunta Orendain es a “probar el sabor de las palabras o el sabor del saber. Entender que somos cuerpo que se sabe palabra, que se sabe fiesta, que se sabe seducido, que se sabe risa, que se sabe deseo, que se sabe vida, que se sabe escándalo”; saberes que necesitan de un cuerpo para ser logrados y de alguien que habla para acceder a el.

Por mi parte, escribe un universal en su Apunte 4 del que no acuerdo, y que se los dejo para dialogar: “Todos estamos de acuerdo de que el lenguaje es un instrumento para transmitir la verdad. La verdad es una relación de congruencia perfecta entre una enunciación y su referente” ¿...?

En este mismo apunte que llama “De lengua me hecho un verso” expresa una noción de seducción de la cual quedamos tomados: “Seducir es prolongar dentro del habla deseante la realización de la toma de placer, a partir de la producción misma de ese hablar”. La seducción en algunas cuestiones parte del engaño, pero ¿qué engaño puede haber en tanto al hablar hay una realización de la toma de placer? ¿Hasta donde Don Juan engañaba a las damiselas con sus promesas a las que aquellas daban lugar? Si en el decir de Don Juan se localiza esa toma de realización de placer, a partir de su cuerpo deseante del cual podemos saber a través de sus dichos al hablar...



¿Un engaño es el fruto de una promesa rota? Podríamos contestar rápidamente que si, sin embargo si la promesa es un acto que necesita de un contexto y es independiente de las causas que puede efectuar dicho acto la promesa no se puede romper, pues fue consumada en el momento mismo del prometer… Tal vez, los efectos de tal acto sean desafortunados pero si el acto ya se efectúo, los cuerpos ya fueron modificados… De aquí que el performativo se localice en un “entre” como bien nos lo recuerda Rebeca González Rudo en su “Entre la carne y el verbo: un camino sembrado de promesas” quien escribe un detalle importante, el performativo no solo deriva del acto de hablar, sino más bien que además de ese acto las palabras en sí realizan acciones, un camino sembrado de promesas nos apunta a la seducción que estas acciones causan ¿pero porque prometer seduce? ¿Es en sí el prometer lo que seduce o son las fuerzas que afectan a los cuerpos a las que convoca? Rebeca González nos lanza una pista: “seducir es producir un lenguaje que goza a partir de la producción misma del propio lenguaje”. El cuerpo introduce al decir y el decir introduce un cuerpo, seducir no es sólo hablar, es poner el cuerpo.


Por Luis Mendoza
luis.m.lascano@gmail.com


martes, 2 de septiembre de 2014

"El escándalo performativo del análisis" artefactos No. 5

El escándalo performativo del análisis es el título que lleva la revista artefactos 5, revista que se organiza en torno a los efectos provocados y producidos por el tejido de las proposiciones de J. Lacan, de J. L. Austin con sus “Cómo hacer cosas con las palabras” y el “Don Juan” de Moliere, tejido que nos mostró Shoshana Felman en su “El escándalo del cuerpo hablante. Don Juan con J. L. Austin [y J. Lacan] o Seducción entre lenguas” y que del cual, acompañado de Felix Guattari, Joseph Danan, Gilles Deleuze, Judith Butler, Michel Foucault, John Searle y muchos otros, es que surge a partir del encuentro con sus páginas y de diversas charlas en torno a sus lecturas, vicisitudes sorprendentes y efectos que en el cuerpo de la revista se despliegan… A CONTINUACIÓN LES DEJAMOS UN EXTRACTO DE LA REVISTA
Luis Mendoza Lascano luis.m.lascano@gmail.com

viernes, 18 de julio de 2014

Yo recuerdo...18 de julio de 1994




"Pasteur 633. 18 de julio de 1994. 9:53 hs. Una fuerte explosión, seguida por un gigantesco hongo de humo y polvo, destruyó 85 vidas, 85 historias, 85 familias.
En cuestión de segundos arrasó con la sede de la organización judía más emblemática de la Argentina y todo lo que estaba a su alrededor.
Pánico. Ambulancias. Gente corriendo. Vidrios rotos cayendo de las ventanas de los edificios, cubriendo toda la calle. Gritos que surgían de la multitud mezclaban historias milagrosas y trágicas casualidades del destino"1.

El día de ayer,  mientras viajaba en colectivo, en la estación de radio que escuchaba se habló acerca de lo que hoy se recordaría por medio de un acto: El atentado de la AMIA acontecido el 18 de julio de 1994. Respecto de éste, una periodista entrevistó al encargado de difusión y comunicación ( Lic. Gabriel Scherman), quien dijo: "todos recordamos lo que estábamos haciendo ese día". 

Ahí surgió mi pregunta: ¿qué estaba haciendo yo? y la sorprendente respuesta: ¡Estaba de vacaciones en Buenos Aires! 

 Recuerdo la casa de mis abuelos, despertarnos temprano a tomar el desayuno. Seguramente mi abuelo ya se había levantado mucho antes para ir a buscar el diario y abrir el kiosko. Mi papá probablemente había ido a jugar tenis y pasó por facturas para que desayunáramos. Tomábamos el desayuno (un café con leche, facturas, tal vez un submarino y un alfajor que el abuelo nos hacía escoger del kiosko)...y es ahí, en ése momento que recuerdo que se prendió la televisión y apareció la AMIA,  el atentado, los muertos, los edificios caídos, la desesperación de las familias, los voluntarios, rescatistas, la gente llorando...


Hoy yo también recuerdo ése día; para no olvidar... 



1.Texto extraído de la página oficial de la AMIA :http://www.amia.org.ar. 

Natalia Sladogna
natalia.sladogna@gmail.com

viernes, 16 de mayo de 2014

La función del acompañante...Un lugar en la asamblea parlante

“Debemos hacernos merecedores de que nos hablen y nos cuenten. Deberemos salir y destacarnos de esa “Asamblea de los Parlantes”(…) para convertirnos en aquel que puede alojar un decir extranjero e impropio” (Leibson L., 2013, Pág. 65)

Las preguntas sobre la función del acompañante, qué es acompañar, cómo hacer ahí con ese lugar al que somos convocados, teniendo para esto que dilucidar la demanda que aloja ese pedido; son cuestionamientos entre los cuales se va entretejiendo un hacer ahí, que se da, emerge, tras lo cual ha sido crucial el poder hacer también clínica de éste. Particularmente desde pensar el acompañamiento como una función, preguntarnos sobre ésta en tanto somos convocados como acompañantes de un sujeto “loco”, delirante en sus dichos, a los que apostamos a escuchar un decir. Si es necesario, previamente al encuentro con el paciente delimitar esta función, de acompañante diferenciándola de la de analista, cuestionamiento que surgió en un espacio de discusión de material clínico, en relación a la intervención que hacía el psiquiatra, los lineamientos que éste daba para una internación, que no eran acordes al modo en que intentábamos alojar, como acompañante, eso que le acontecía, interviniendo para llevar a la internación vía una decisión del paciente, alojada en su decir.

Respecto a esta última pregunta, me surge la respuesta como en ese mismo momento de discusión, casi de instinto, sosteniendo que no es posible delimitar y diferenciar una función previo al encuentro, imposibilidad en relación a que esto no va a permitir una suerte de delimitación del espacio de intervención y por ende un saber hacer desde este marco, y si lo permitiera, justamente ya estamos fuera de la función, y de escuchar ese decir. Creo que solo así podemos alojar la singularidad de cada encuentro, y no ir a operar con la psicosis, sino con ese decir loco que nos convoca a un diálogo, diferente, pero un diálogo…de locos.

Como señalé al pasar, estas reflexiones se enmarcan en la experiencia de acompañamiento de un paciente, con quien estuve por casi dos años. En un primer momento, recuerdo que el pedido era del orden del saber, él exigiendo que le aportáramos, que la compañía, en este sentido, era delimitada como activamente otorgadora de conocimiento, ubicándonos desde este lugar, estando muy atento a lo que cada quien le entregaba. Digo estando dado que, en el recorrido de nuestros encuentros, fui siendo testigo de como, en su decir, se le iba diluyendo el poder especificar lo que cada una de las acompañantes le aportaba, ubicando en un momento, de bastante crisis y en el que estaba muy angustiado por un delirio persecutorio, que él no necesitaba saber, que ya sabía, lo que necesitaba ahora era compañía…Que se alojara ese decir, lo que no ocurre al ser catalogado como loco, en el sentido deficitario del término, pues ahí más bien lo anulamos, bajo la premisa de irreal, de que de lo que se aqueja no le acontece, con la fantasía de que esa “verdad/realidad” debiera desvanecer la angustia.

En esos puntos es en donde me fui encontrando con este cuestionamiento, qué es en la práctica el escuchar el delirio, cómo alojarlo, cómo confrontarlo, en definitiva, cómo acompañarlo. Y ahí es donde me parece, hay una respuesta que es más bien para seguir pensando, justamente en la importancia de poder acompañarlo, jugando y extrapolando quizás la función de acompañante terapéutico en este sentido, en que frente a un decir extranjero, no lo invalidamos como irreal si somos capaces de acompañarlo.

En esta línea me resuena lo planteado por Allouch (1986), cuando señala que en la locura, es posible intervenir cuando, “dirigiéndose a nosotros como a un semejante, como a un codelirante potencial, el psicótico espera de nosotros una confirmación de la experiencia que él sufre y de la que se hace para nosotros el testigo (…) el no está sin saber e incluso sin tener razón en su saber. Nada obtendremos de él si le rechazamos eso” (Pág. 52). Tal como dijo esta paciente, ella ya sabe, lo que busca es que con eso que ella sabe, pueda dialogar, teniendo un lugar, que se le otorgue un lugar, a través de un diálogo que convoca desde la locura, del cual es muy difícil poder ser parte, dando un lugar diferente al de enfermo psiquiátrico, lugar que la cristaliza e invalida, cuestión de la que se aqueja, reinventando constantemente, diversas formas de poder hacerse un lugar diferente.

El delirio quiere hacerse oír, y también quiere que le hablen. Como refiere Leibson (2013), no se trata de dialogar con la certeza, con ese saber, sino de hacerla entrar en la conversación, en la movilidad de un diálogo, aunque sea un diálogo de locos.

Uno de los puntos complejos de acompañar en este lugar de codelirante, es específicamente el poder delimitar, preguntarnos si es necesario confrontar y el cómo hacerlo. Pareciera que la confrontación va más bien del lado de dialogar con eso, pero no cuestionar directamente eso que sabe en el decir de un paciente, sino el poder movilizar eso que entra en una conversación, que pueda vacilar, y así relativizar eso que se vuelve tan avasallador.

Ahí la apuesta del equipo, escuchando fuimos viendo cómo alojar en él la necesidad de una internación, dada la angustia en la que se encontraba, lo que a los ojos del psiquiatra aparecía como “manipulación” ya que a él no le había contado nada de este delirio, y que a sus ojos, ningún psicótico podía ser tan estratégico en relación a con quienes abrirse. Es en ese punto en donde me hizo pensar mucho lo trabajado por Lacan sobre la asamblea parlante, particularmente la línea de que es un decir que no se abre indistintamente, debemos hacernos merecedores, acompañantes de esto. Entramado complejo a seguir reflexionando, más aún cuando siguen primando intervenciones con la lectura clínica de  “es una idea en tu cabeza”.

Referencias
Allouch J. (1986): Ustedes están al corriente hay una transferencia psicótica. En Revista litoral 7/8. Edelp. Argentina.
Leibson L., Lutzky J. (2013). Maldecir la psicosis, transferencia, cuerpo y significante. Buenos Aires, Letra Viva

Lorena Álvarez Reyes


lunes, 12 de mayo de 2014

¿Qué es el psicoanálisis?

 Aún después de más de 100 años de su creación, la pregunta por el psicoanálisis sigue dándonos qué pensar tanto a analsitas como a analizados.
Diremos, siguiendo a Lacan, que es una praxis.

El 21 de diciembre de 1974,  Panorama (Roma) publicaba una entrevista a Jaques Lacan (Freud por siempre), quien no dudó en comenzar a esbozar algunas respuestas.

 A continuación transcribimos parte de ésta entrevista (el subrayado es nuestro):


"...En cuanto a los  psicoanalistas , por desgracia prosperan como los magos y los curanderos. Proponer ayudar a las personas significa el éxito asegurado y la clientela detrás de la puerta. El psicoanálisis es otra cosa.

Panorama: ¿Qué exactamente? 

Lacan: Lo defino como un síntoma, revelador del malestar de la civilización en la cual vivimos.  No es ciertamente una filosofía, yo aborrezco la filosofía, hace ya tiempo que ella  no dice  nada interesante.  No es tampoco una fe y tampoco  me va  llamarla ciencia. Digamos que es una práctica que se ocupa de  aquello que no anda, terriblemente difícil ya que  pretende introducir en la vida cotidiana al imposible y al imaginario. Hasta ahora, ha obtenido ciertos resultados, pero no dispone aún de reglas y  se presta a toda suerte de equívocos. 


No hay que olvidar que se trata de algo totalmente nuevo, tanto sea  en relación a la medicina, o a la psicología o a las ciencias afines. Es asimismo muy joven. Freud murió apenas hace 35 años. Su primer  libro, “La interpretación de los sueños” fue publicado en 1900 y con muy poco éxito. Creo que  fueron vendidos unos 300 ejemplares en aquellos años. Tenía pocos alumnos que  pasaban por locos y ellos mismos  no estaban de acuerdo acerca de la manera de poner en práctica  y de interpretar aquello que habían adquirido. 

Panorama: ¿Qué es lo que no anda en el hombre hoy en día? 

Lacan:  Hay una gran fatiga de vivir como resultado de la carrera  hacia el progreso. Se espera del psicoanálisis que descubra hasta dónde se puede llegar arrastrando esa fatiga, ese malestar de la vida.  

Panorama: ¿Qué es lo que empuja a la gente a analizarse? 

Lacan:  El miedo. Cuando al hombre le llegan las cosas, incluso las cosas que ha querido, que no 
comprende, tiene miedo. Sufre de no comprender y poco a poco entra en un estado de pánico.... "1


Para dar una vuelta más a la pregunta, a continuación proponemos un divertido y bien logrado video que ha llegado a nosotros gracias a las bondades del mundo de la web, en donde el saber circula con libertad. Video que aborda no solamente la pregunta por el psicoanálisis, sino que también esbozará algunas respuestas respecto de  ¿porqué y para qué consultar a un analista en la época actual? 





1 La versión completa en italiano/francés se encuentra en el sitio web de L'École lacanienne de psychanalyse: http://www.ecole-lacanienne.net
También recomendamos la traducción  al castellano de Flavio Meléndez Zermeño http://psicoanalisisflaviomelendez.blogspot.mx/ 


Natalia Sladogna
natalia.sladogna@gmail.com

miércoles, 23 de abril de 2014

De lecturas a lecturas: Día Internacional del libro!

El 23 de abril de cada año se celebra el Día Internacional del Libro.  

Cuenta la leyenda que un día como hoy pero de 1616  dos de los más grandes escritores, tuvieron un encuentro con La Catrina. Así fue como Cervantes y  Shakespeare   dieron el paso de un mundo al otro. Es desde aquel momento de triste encuentro, que dichos autores pasaron a cobrar vida a través de su obra; obra que aún hoy en día continúa dándonos motivos de que hablar. 

El pasado 17 de abril del presente año, también tuvo su encuentro con La Catrina,  uno de los más grandes representantes del arte literario: Gabriel García Márquez, ganador del Premio Nobel de literatura de 1982. Gabo, nació en 1927 en Aracataca, un pueblo ubicado al norte de Colombia, lugar que inspiró la creación del pueblo más reconocido de la literatura latinoamericana: Macondo, lugar donde transcurrirá "Cien años de soledad". 

Con la muerte de García Márquez, quedó atrás la vida de uno de los más grandes escritores y representantes latinoamericanos del siglo XX. Sin embargo, su paso por éste mundo dejó huella, marca que es posible encontrar en sus interminables historias. Gabo era quizás la mezcla de todos y cada uno de sus personajes literarios. Cada personaje, cada pueblo, cada historia, cada cuento, cada página, dejaron un rastro que aún hoy lo mantienen con vida. 

Recordaremos a Buendía como el Quijote moderno y a Macondo como aquel territorio eterno en donde cada uno de los que habitamos en lationamérica tomamos parte, conviviendo con la imaginación, la realidad, el mito, el sueño y el deseo de sus habitantes.

Con García Márquez la literatura abrió rutas maravillosas. Y ahí lo tenemos, siempre al alcance de un pase de página...


Éste 23 de abril puede ser un buen momento para dar vida a Gabo. En lo personal recomiendo su libro "El amor en los tiempos del cólera (1985)". Hermosa historia que gira entorno a la loca perseverancia de un amor frustrado. Florentino Ariza de 18 años, se obsesiona con Fermina Daza, una hermosa joven que ve pasar todos los días rumbo al colegio. Fermina se casará con el destacado doctor Juvenal Urbino, pero Florentino no perderá esperanzas y dedicará 50 años de su vida a convertirse en un hombre digno del amor de su amada. 

Así ésta mágica historia que se sitúa en Cartagena, Colombia, nos llevará en un recorrido donde el amor es el barco y Gabo maneja el timón.  

Natalia Sladogna. 

Aquellos interesados en obtener una copia del texto "El amor en los tiempos del cólera" en PDF, favor de escribir a:  natalia.sladogna@gmail.com




martes, 15 de abril de 2014

GUERRA EN EL ANÁLISIS

mutaciones, temporalidades e historia





“Pero apenas percibidas y reconocidas, esas zonas catastróficas se actualizan de inmediato en el trabajo transferencial. Es la guerra en el análisis, sin metáfora”
Davoine y Gaudilliere (2011)

Sin metáfora, se presenta, se muestra, llamando a una inscripción posible dentro de ese encuentro en la experiencia analítica. Una guerra, no jugada como personajes de ese gran teatro llamado inconsciente, en el que vendríamos a ser diferentes actores según el libreto que su novela edípica pusiera en juego, metafóricamente. Esta es una guerra jugada en el encuentro, que permitirá ir poniendo texto a aquello que quedó absolutamente por fuera de la historia, entendida esta como lo contado y transmisible, pues el sujeto quedó enfrentado a la imposibilidad de que lo catastrófico fuese novelado, dada la caída del libreto referencial.

Nombrar este tipo de clínica, como del trauma o de lo traumático, se hace particularmente complejo, principalmente por la posible cristalización en el lugar de víctima y una significación a priori que se da al hecho en si, que lo define como tal, conceptualizando el trauma en la línea del sentido, como lo calificativo de ese hecho, desde una lógica causa-efecto. Pareciera que la discusión, frente a hechos catastróficos para la humanidad, se moviliza si no se centra el trauma como hecho/causa, de ese sujeto paralizado en el lugar de víctima, y en una especie de para todos, efectos devastadores masivos desde una significación a priori que corre el riesgo de dejar por fuera la singularidad de esa experiencia. Justamente ahí es donde, la concepción de trauma, el cómo se le aborde, diferenciará a mi parecer, la clínica de este tipo de acontecimientos.

Particularmente, las interrogantes respecto a esta temática fueron articulándose desde el trabajo en un centro de atención a víctimas de delitos violentos, en el marco institucional de la secretaría de seguridad pública de Chile. La pregunta respecto al quehacer analítico frente a este tipo de clínica, siendo el punto desde el que mayormente se cuestionaba desde el equipo, el tratarse de hechos en donde la realidad está tan presente y de forma tan avasalladora… qué tenía para decir y hacer ahí el psicoanálisis.

Especie de incompatibilidad en la que quedaba lo psicoanalítico y la realidad, éste respecto a las tragedias históricas en la vida de un sujeto. Cuestionamiento del quehacer analítico y el posicionamientos ético respecto a la apuesta que hacemos o no de un sujeto ahí, en términos de producción. Desde las implicancias de un sujeto efecto que emerge en el encuentro analítico, en ese espacio en donde actualizará las marcas posibilitando alguna inscripción de eso que quedó fuera, o movimientos en lo que ha construido como saber al lugar de una verdad.

Un primer acercamiento a la incompatibilidad mencionada anteriormente, pareciera articularse desde la posición y divulgación de un psicoanálisis que refiere todo a la novela edípica, a los clichés, y desde ahí, a lo simbolizable desde ese texto. Es interesante ahí mencionar, como al mismo Freud se le presentó como parte de los principales obstáculos a su clínica, las neurosis de guerra, desde las que conceptualizó la compulsión a la repetición, como ese más allá del principio del placer, del inconsciente reprimido, de lo novelado articulable.  Así es como vemos, ya desde los fundamentos freudianos, algo que escapa a lo encadenado vía recuerdos encubridores, a que hay algo que se presentifica en la experiencia, y que lleva al maniobrar, manejo, como caminos de ese quehacer, “seguirá siendo imprescindible el psic­­oanálisis practicado con arreglo al arte, no amortiguado, que no teme manejar y dominar en bien del enfermo las más peligrosas mociones anímicas” (Freud, 1915, pág. 174) A juicio de Freud, este era el mejor de la serie de trabajos que realizó sobre técnica, como nos señala Strachey en su nota introductoria. Lo imprescindible de un psicoanálisis practicado con arreglo al arte…convocándonos a una praxis creadora, creativa en tanto encuentro con la singularidad de cada analizante, dejándonos como técnica el manejar, maniobrar…hay algo de esa experiencia analítica ya desde Freud que escapa a toda precisión técnica, o más bien la precisión es justamente esa, crear ahí, en acto.

Desde este punto, el maniobrar, ubico la conceptualización de trauma articulada a ese más allá freudiano, en donde toma primacía para la situación traumática la vivencia de desvalimiento frente a una acumulación, de origen interna o externa, que no puede tramitar, la imposibilidad de tramitación, de inscripción. Desde este aspecto, como refiere María Cristina Olivares (2013), en “Hacer lugar a la memoria”, las pequeñas percepciones de la memoria traumática de la situación de parto que vivió B., durante su secuestro y tortura en la dictadura argentina, su desnudez, la falta de abrigo para su bebé, aumentaba su indefensión, ese desamparo radical, el hilflosigkeit  freudiano, falta de Otro protector, Freud habla de la pérdida del amor, lo que más radicalmente podemos ver como caída de todo referente, que pueda decir algo sobre eso que arrasa.

No estamos frente a una clínica tradicional, en la ilusión de que algo de ese orden existiera, puesto que esta suspensión, este fuera de historia, es lo principal puesto en juego en la clínica de lo traumático. Davoine, refiere al trabajo del analista en este tipo de clínica como asistentes de investigación, cronista responsable de una gesta silenciada, de esos pedazos de historia cercenados de la transmisión, justamente apuntando a un inconsciente más allá de lo reprimido, de lo articulable, “esos rasgos delinean situaciones en que los conceptos teóricos sobre el sujeto, el deseo y su represión deben ceder ante las características de otro campo: aquel donde Lacan ubica el retorno de lo Real” (Pág. 76)

El quehacer analítico, frente a hechos catastróficos, es en ese campo del retorno de lo real. Desde ahí es que señalo lo de la clínica tradicional, del sujeto de la palabra como ilusoria, en tanto real, simbólico e imaginario, no son sino anudados, presentificandose por ende el más allá de lo articulable en todo analizante, y desde ahí la contingencia de los encuentros de cada sesión, que ninguna sea igual a otra y la singularidad de cada anudamiento, con sus posibles lapsus y movimientos. Eso real que habilita una concepción de trauma como encuentro fallido, causa azarosa y contingente, accidental, vaciando así su conceptualización de sentido o significación del hecho en sí como definitorio de lo traumático. Tal como lo señala Lacan en la sesión V del seminario sobre los fundamentos del psicoanálisis (1964), lo real hay que buscarlo más allá de lo representable, y la función de la tyche, de lo real como encuentro, esencialmente fallido, ligado a lo que se presentó en la historia del psicoanálisis como trauma, en tanto inasimilable.

Hechos históricos que conmocionan y desbordan, desvalimiento, que marca, y qué hace el sujeto, en tanto situación traumática que lo desborda, con eso es lo que habilita en pensarlo desde ahí, desde lo real como imposible, indecible, pero presentificado como llamado a…mostrado a otro que habilite cierto decir de esto. Crear ahí, para esto me interesa revisar una parte del testimonio de Suzanne Hommel, quien se analizó con Lacan, y es parte de un documental realizado por el analista Gerard Miller:

“Un día en una sesión, le hablo a Lacan de un sueño que hago, todas las mañanas a las 5 hrs. Y le añado, es a las 5 hrs. que la Gestapo venía a tomar a los judíos a las casas… En ese momento, Lacan se lanzó como una flecha de su sillón hacia mi, y me hace una caricia extremadamente dulce sobre mi mejilla…Comprendí gest á peau un gesto cariñoso…un gesto cariñoso, un extraordinario gesto cariñoso. Esa sorpresa que recibí no había disminuido mi dolor, pero dejaba hacer otra cosa. La prueba es que 40 años después, cuando recuerdo ese gesto, lo puedo sentir en mi mejilla. Ese gesto es un llamado a la humanidad, algo como eso”

Tomando este fragmento, desde el artículo compartido por el analista Alberto Sladogna (2014), con ese gesto, ese crear ahí, hace con eso, con esa marca histórica desde la singularidad de Suzanne. Es interesante lo señalado por Sladogna, quien postula este acto como una mutación, en tanto es tomar apoyo en lo traumático y con eso, solo con eso hacer. "Lacan no dice, hace un gesto, ese gesto no borro el dolor, solo que Suzanne quedó con una mutación ante el dolor que ella sigue y seguirá viviendo. Las mutaciones no borran sino mutan, pasan a otra cosa con un material no discursivo".

Un hacer ahí, con lo remarcadamente crudo que pone esa mostración, desde la captura de un trauma siempre actual, en tanto detención del tiempo, esa guerra puesta ahí… Actualización habilitada en la experiencia subjetiva del análisis, que tiene que ver con la posibilidad de poner en juego ese sujeto efecto, apostando éticamente a esto, por más borramiento, arrasamiento, y anulación haya marcado su historia, haya cercenado su historia. Una invitación a esa experiencia subjetiva vía análisis, el poder abrirse a las preguntas que movilicen la cristalización del lugar de víctima del horror, como marca, siguiendo el caso B., primero como entrar dentro de eso campo del trauma, como entrar con ella, apostando a cernir, a hacer algo con ese dolor petrificado; como ese gesto, la caricia, que muta el dolor, no lo borra, pero moviliza su petrificación. Habilitar un entre; “recordemos que un psicoanálisis es posibilitador de un entre, de la construcción de cierta distancia psíquica necesaria a este trauma histórico que le posibilite hacer de esto algo memorable, ya transmisible” (2013, Pág. 5)

Así, el quehacer analítico en el campo del trauma, pareciera justamente tener que ver con que de la realidad del hecho abordamos desde lo real de ese encuentro, ese más allá de la palabra y el espejo; desde un estar ahí, en esa zona, ese campo, apostando a una experiencia subjetiva, que singularice y ubique ese entre, permitiendo así hacer algo con eso. Siguiendo a Davoine y Gaudilliere, refiriendo que los casos de traumatismo son un desafío a la clínica, en tanto el sujeto de la palabra no se ha constituido “es evidente que volver a ubicarse en la historia no se reduce a una cuestión de adaptación o conformismo social: es la condición de la emergencia del sujeto del deseo (…) La apuesta es, pues, la génesis del sujeto” (2011, Pág. 103).

Esto último me parece es la diferencia crucial respecto al trabajo desde lineamientos que se sostienen en el marco de políticas públicas vinculadas por ejemplo al trabajo con delitos violentos, contextualizado a la implementación de este programa en Chile, desde un modelo de técnicas psicológicas. Si bien es un amparo legal, el planeamiento de este dispositivo, público y gratuito para toda persona que ha experienciado una vivencia delictual violenta, el no caer en un para todos es justamente diferenciar desde el encuentro como apuesta a la emergencia de esa máxima singularidad, que es la emergencia del sujeto del deseo. Así, abrimos un poco un margen más amplio, ese entre, espacio entre delito como por ejemplo violación, efectos y lineamientos de tratamiento, saliéndonos de las técnicas frente a lo que ese trauma diría si lo trabajo desde una significación a priori.

Convocar, hacer partícipe, no sin ser parte de esa investigación, adentrándonos a ese campo, pero con la mira a convocar a la emergencia del sujeto del deseo. Punto a mi parecer, muy diferente a la concepción de “víctima de”, que no quiere decir desconocer el horror, pero hacer algo con eso y no seguir petrificándolo.

Referencias
Davoine F., Gaudilliere J. (2011). Historia y Trauma, la locura de las guerras. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.

Freud, S. (1915 (2008)). Puntualizaciones sobre el amor de transferencia. En Obras completas tomo XII. Buenos Aires: Amorrortu.

Freud, S. (1926 (2008)). Inhibición, síntoma y angustia. En Obras completas tomo XX. Buenos Aires: Amorrortu.

Lacan, J. (1964(2007)). Seminario 11, Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis. Buenos Aires: Paidós.

Olivares, M. (2013). Hacer lugar a la memoria. Material cátedra incidencia del discurso analítico en dispositivos públicos.

Sladogna A. (2014). Acto analítico ¿arte de la mutación?. Extraído de http://www.escucharte.info/2014/04/acto-analitico-arte-de-la-mutacion.html